12.9.12

ASÍ CONTROLAN LAS GRANDES PETROLERAS LOS PRECIOS DE LAS GASOLINAS

Órdenes diarias de precios, condiciones innegociables que se deben cumplir durante un lustro, suministro en exclusiva con márgenes mínimos, así funcionan los contratos de abanderamiento con los que las petroleras controlan los precios de la gasolina.

"Vivimos de lo que sacamos de los túneles de lavado y de las ventas en tienda, el margen que tenemos con la venta de gasolina está tan ajustado que sólo nos da para cubrir los gastos de explotación". Este es el pan de nuestro de cada día para miles de pequeños gestores de estaciones de servicio, muchos de ellos también propietarios, que tienen suscritos contratos de abanderamiento con alguna de las grandes petroleras.
Básicamente, estos contratos funcionan de la siguiente forma. La compañía grande ofrece el gancho de su imagen de marca al pequeño empresario y a cambio éste garantiza el suministro de combustible de la petrolera en su estación de servicio en condiciones de exclusividad y durante un periodo que suele extenderse durante cinco años.
En principio, nada habría de irregular en esta relación comercial. El diablo está en los detalles, en este caso, en las condiciones de ese suministro.
Unas condiciones que llevaron a la Comisión Nacional de Competencia a asegurar en 2009 que "la forma en la que los operadores petrolíferos fijan el precio al que las estaciones de servicio les compran el combustible y la forma en que establecen las condiciones que éstos reciben como contraprestación de sus servicios, junto con otros factores de su relación comercial, elimina los incentivos de las estaciones de servicio para realizar descuentos y, por tanto, para competir vía precios".
Y no solo eso, Competencia acusó en esa misma resolución a las petroleras de fijar indirectamente los precios del mercado, lo que dio lugar a la primera gran multa que recibió el sector por prácticas contrarias a la competencia: 7,9 millones de euros, impuestos a Repsol, Cepsa y BP.
En 2011, Competencia también multó a Galp por las irregularidades detectadas en sus contratos de abanderamiento.
Unas condiciones que ahora el Gobierno se propone modificar para favorecer la competencia en el sector y contribuir a una reducción generalizada de precios, vía margen de las petroleras.
Atados a un contrato
Para entender por qué las condiciones fijadas en esos contratos tienen tanta incidencia sobre la competencia en el mercado de la distribución de combustible hay que conocer las características del mismo. Según la Asociación de Operadores Petrolíferos (AOP), al cierre de 2011 había 10.309 estaciones de servicio en España, dos tercios de las cuales son propiedad de las grandes petroleras mientras que hasta un 80% están abanderadas, según las aproximaciones que se manejan en el sector.
En opinión de Casto Bravo, miembro de la Confederación Española de Estaciones de Servicio (CEEES), representativa de los pequeños empresarios del sector, este nivel de 'abanderamiento' se traduce en la práctica en que "el 80% del mercado nacional está vendiendo combustible a unos precios prácticamente idénticos".
Los problemas de competencia vienen por el efecto agregado de la exclusividad del suministro y la alta concentración en el sector. Las estaciones de servicio sólo pueden comprar combustible a sus petroleras de referencia y éstas les venden su combustible dentro de una banda de precios muy estrecha y bajo un sistema de precios mínimos que desactiva la posibilidad de realizar ofertas.
Al empresario le queda la opción de intentar mejorar su margen elevando precios, pero en un país en el que hay una gasolinera cada 15 kilómetros y en el que el 80% de las estaciones de servicio son surtidas por cuatro marcas, que venden a precios similares, esa audacia se puede pagar.
"Las petroleras, además, han acostumbrado a sus usuarios a buscar los descuentos a través de sus tarjetas de fidelización así que esas estrategias comerciales no tienen mucho recorrido", explica Bravo.
El sistema, por tanto, desactiva la posibilidad de bajar tarifas, por el efecto conjunto del sistema de precios mínimos bajo el que las petroleras venden su combustible y los estrechos márgenes en los que se manejan los gasolineros; y desanima la posibilidad de subir precios.
Y por si estos factores no fueran suficientes para tener bien atornillado el proceso de formación de precios de la gasolina, las petroleras envían diariamente a las estaciones de servicio bajo su bandera unas órdenes de precios de referencia de las distintas clases de combustible, que apenas presentan unas variaciones mínimas, "de un céntimo por litro", revelan fuentes del sector, en función de la ubicación de la estación de servicio, sea ésta en una autovía o en una carretera secundaria.
"Los contratos deberían cambiarse", subrayan los empresarios de estaciones de servicio. "O se permite un margen de negociación más amplio a la hora de comprar el carburante o habría que romper con la exclusividad del suministro". Se quejan de que su nula capacidad de negociación en los contratos de abanderamiento. "Nos fijan el precio y el margen comercial a cambio de unos uniformes con los colores corporativos", concluyen.
Basta una revisión a la web del Ministerio de Industria, donde se pueden encontrar los precios de la gasolina en todas las estaciones de servicio de España, para apreciar que dentro de una misma provincia la variación de precios no supera los 10 céntimos en litro y apenas es de cinco céntimos entre las gasolineras bajo bandera de las grandes petroleras.
¿Dónde está la competencia?
Para encontrar precios más competitivos hay que irse...al hipermercado. Los 'abanderados' se quejan amargamente de que las compañías distribuidoras de gasolina ensanchan sus estrictas bandas de precios cuando se trata de vender a los grandes hipermercados como Carrefour, Eroski o Alcampo, lo que explicaría la sensible diferencia de precios entre el carburante que ofercen éstos y el que se vende en las estaciones de servicio normales.
"Las diferencias en los precios de venta pueden llegar a los diez céntimos", denuncian los empresarios de gasolineras. Sin embargo, las petroleras lo niegan rotundamente y desde el Gobierno también se ha rechazado en alguna ocasión ese argumento.
El debate de la competencia desleal está vivo en el sector. La asociación de empresarios de estaciones de servicio de Extremadura ha denunciado en los últimos días la situación generada con las cooperativas.
Éstas surgieron como plataformas cercanas de distribución de gasóleo profesional para sus cooperativistas, pero con el tiempo han comenzado a vender a no cooperativistas y también gasóleo de automoción y hasta gasolina. Combustible que compran a unos precios que, al parecer, les permiten ofrecer tarifas más competitivas que las habituales en el mercado.

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