El cuerpo humano ha sido creado para adaptarse a condiciones difíciles, pero determinados escenarios le supondrían un desgaste, es el caso de la ingravidez. Los astronautas que tras largas misiones fuera del planeta regresan, presentan un cuadro de síntomas y afecciones comunes. Cuando la estancia en circunstancias de gravedad cero se prolonga más tiempo del límite tolerado por nuestro cuerpo, la vuelta a la Tierra podría ser fatal. Los procesos afectan al cuerpo positiva y negativamente. Por ejemplo: los cosmonautas ganan estatura debido a que su columna vertebral no ha estado sometida a la compresión que soporta normalmente, que tampoco es una ventaja, porque la columna vertebral no ha sido diseñada para alterar las condiciones normales que le rodean. Los efectos negativos ridiculizan a la lista de “pros”:
Pérdida ósea
Se pierde hueso en las vértebras inferiores, en las caderas y en la parte superior del fémur. La ausencia de estrés en estos huesos hace que liberen más calcio, que se debiliten y se vuelvan más frágiles. Los huesos podrían llegar a ser incapaces de soportar nuestro peso sin romperse.
La descalcificación y pérdida de minerales tienen otros problemas derivados. Los niveles de calcio circulantes se disparan, y aumenta el riesgo de que los astronautas desarrollen piedras en el riñón o calcificaciones en los tejidos blandos si el viaje fuese suficientemente largo.
Algunas de las recomendaciones para evitar que pierdan masa ósea durante una misión son el ejercicio físico y los cambios en la dieta, pero no son del todo efectivas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Deja tu comentario, seguro que todos aprendemos algo de ti.