Al abrirla ha resultado contener cuatro tomos de El Quijote de 1819 y un Estatuto Real de 1834, además de un Diario de Aviso de Madrid de ese mismo año, un libro calendario manual y «guías para forasteros». Mientras nosotros nos devanamos los sesos estudiando en qué formato guardamos los materiales para dentro de dos siglos –que si CD, DVD, memorias de otro tipo, papel…– porque deben poder leerse dentro de 150 años, nuestros antepasados eligieron simplemente papel y un sellado hermético del cofre del plomo, que ha mantenido los ejemplares «casi intactos».
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