En algunas culturas de la antigüedad se solía enterrar a personas vivos en los cimientos de las
futuras construcciones, para proteger el edificio de posibles infortunios. Cuentan que, cuando fue
levantada la ciudad de Tavoy, en el sur de Birmania, colocaron un delincuente en el hoyo de cada
poste, para alejar a los malos espíritus, Este rito también fue utilizado por los druidas.
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