2.12.08

EL RUEDO ES SUPERSTICIOSO




Muchos matadores de toros cultivan rituales para alejar el mal fario, pero se dice que el caso más sorprendente fue el de Rafael Gómez Ortega, “El Gallo”. Al diestro le gustaba alardear de que no era supersticioso. Por eso lucía un anillo en el que tenía grabado el número 13, y en una ocasión en la que alguien del público le lanzón una “bicha muerta” (una culebra), desafió al infortunio atándosela al cinto.

 

Pero en la intimidad, y antes de cada corrida, el Gallo le rezaba trescientas oraciones a las estampas religiosas que llevaba en una capilla portátil.

 

JUAS JUAS JUAS… se inmunizaba antes, y luego iba de chulito…

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