La intentaron los egipcios, aztecas y romanos, hasta que en abril de 1914, un médico belga,
Albert Hustin, y otro argentino,
Luis Agote, lograron desarrollar simultáneamente un método para que la sangre no se coagulara. Se conocían algunos tratamientos, pero la volvían tóxica. El remedio salvavidas consistió en mezclarla con nitrato de sodio y con una solución salina. Hoy, la transfusión es un procedimiento médico cotidiano; cada año se transfunden 38 millones de litros de sangre.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Deja tu comentario, seguro que todos aprendemos algo de ti.