8.3.09

CONSECUENCIAS DE LA INGRAVIDEZ EN EL SER HUMANO

El cuerpo humano ha sido creado para adaptarse a condiciones difíciles, pero determinados escenarios le supondrían un desgaste, es el caso de la ingravidez. Los astronautas que tras largas misiones fuera del planeta regresan, presentan un cuadro de síntomas y afecciones comunes. Cuando la estancia en circunstancias de gravedad cero se prolonga más tiempo del límite tolerado por nuestro cuerpo, la vuelta a la Tierra podría ser fatal. Los procesos afectan al cuerpo positiva y negativamente. Por ejemplo: los cosmonautas ganan estatura debido a que su columna vertebral no ha estado sometida a la compresión que soporta normalmente, que tampoco es una ventaja, porque la columna vertebral no ha sido diseñada para alterar las condiciones normales que le rodean. Los efectos negativos ridiculizan a la lista de “pros”:

Pérdida ósea

Se pierde hueso en las vértebras inferiores, en las caderas y en la parte superior del fémur. La ausencia de estrés en estos huesos hace que liberen más calcio, que se debiliten y se vuelvan más frágiles. Los huesos podrían llegar a ser incapaces de soportar nuestro peso sin romperse.

La descalcificación y pérdida de minerales tienen otros problemas derivados. Los niveles de calcio circulantes se disparan, y aumenta el riesgo de que los astronautas desarrollen piedras en el riñón o calcificaciones en los tejidos blandos si el viaje fuese suficientemente largo.

Algunas de las recomendaciones para evitar que pierdan masa ósea durante una misión son el ejercicio físico y los cambios en la dieta, pero no son del todo efectivas.

Debilidad muscular

Bajo microgravedad el músculo se debilita o acaba atrofiándose. Algunos cambios que ocurren son: disminución del tamaño del músculo, destrucción de la proteína muscular, pérdida de la resistencia, cambios en las fibras musculares… Para un astronauta, la fuerza de la gravedad que encuentra al descender a la Tierra se convierte en algo desacostumbradamente grande.

El ejercicio durante el vuelo mejora la función del músculo, pero no es suficiente para prevenir su debilitamiento. Se están investigando soluciones más eficaces, con fármacos, hormonas y terapia génica.

Mareo y desorientación

El oído interno, el órgano de equilibrio de nuestro organismo, en algunos casos resulta gravemente afectado por la ausencia de gravedad. El resultado es una sensación de nausea y desequilibrio, el llamado “mareo espacial”, que puede prolongarse durante días. Vomitar en esas condiciones resulta especialmente peligroso. Al no existir gravedad que haga caer los residuos, estos pueden provocar la asfixia del ocupante del traje al quedar flotando dentro del mismo.

En condiciones de gravedad tendemos a orientarnos según una dirección claramente definida que indica “abajo”. En su ausencia se cae en un estado de confusión. En estas condiciones se hace necesario desarrollar todo un nuevo esquema de visión tridimensional para poder desplazarse con efectividad.

Contagios

Los datos recogidos hasta ahora sugieren que los viajes espaciales pueden afectar al sistema inmunológico, haciendo que los astronautas sean más propensos a infecciones por microorganismos. Puede que el estrés de los astronautas, la ausencia de gravedad y la falta de sueño debida a este y otros factores (como el tener 16 amaneceres cada 24 horas) debiliten el sistema inmunitario. Así mismo, el espacio reducido que comparte la tripulación podría facilitar el contagio entre los viajeros.

Estrés

Es un problema no causado principalmente por la ausencia de gravedad, pero es muy relevante en todas las misiones en ingravidez actuales. Las condiciones en las que los astronautas tienen que trabajar hacen más probables los errores, y la falta de sueño es especialmente preocupante. Por ello, se están buscando formas para mejorar la actividad mental y física en vuelos de larga duración.

Anemia

Se ha visto que los astronautas tienen dificultades para fabricar células sanguíneas. Esto puede provocar una anemia que suele acarrear problemas al regresar a la Tierra.

Otros efectos:

Cara: se hincha, debido a la acumulación de fluidos que escapan de las extremidades inferiores.

Vista: los ojos bajan 5° su línea de visión con respecto a las condiciones en Tierra.

Corazón: el ventrículo izquierdo se encoge debido a el poco esfuerzo que aplica para bombear la sangre y puede llegar a perder el 10 % de su masa en los primeros 3 meses. La circulación de la sangre aumenta en la dirección corazón-cabeza.

Espina dorsal: se alarga entre 4 y 8 mm causando dolores de espalda y pulsando diversos nervios. Problemas de tacto.

Hígado: funciona de forma diferente y metabólica los medicamentos a n ritmo diferente, por lo que debe cambiarse la dosis.

Piernas: se vuelven más delgadas, ya que pierde fluidos que van a la aparte alta del cuerpo.

Sangre: disminuye él numero de glóbulos rojos.

Dificultades para ingerir líquidos: el atraerlos a la boca es complicado, aunque una pajita lo soluciona todo:

Gravedad cero en la Tierra ¿es posible?

La ingravidez se consigue a través de parábolas sucesivas descritas por el avión, basándose en el mismo fundamento que la torre de caída libre. Como pasajeros y avión están sometidos a la misma aceleración de la gravedad, una vez apagados los motores, no existe fuerza de reacción y ambos caen libremente, experimentando la sensación de ausencia de gravedad, por lo que los pasajeros “flotan” respecto del avión.

El Airbus A300, “Zero-G” consigue esta situación de ingravidez en la zona superior de la parábola, tanto de subida como de bajada, entre los 7600 m y 8500 metros de altitud, durante unos 20 segundos.

A unos 6000 metros de altura el avión se impulsa hacia arriba con una ángulo de unos 45º con la horizontal con una aceleración de 1,8g hasta alcanzar los 7600 metros, donde los motores casi se detienen, hasta un valor necesario para vencer la resistencia del aire. En este momento comienza el periodo de ingravidez, alcanzando los 8500 metros, para descender hasta los 7600 metros, momento en el que finaliza el periodo de microgravedad. En ese instante, se aumenta la potencia hasta conseguir otra vez 1,8g descendiendo hasta los 6000 metros, en donde permance durante unos 2 minutos de sometido a la aceleración normal de la gravedad. A partir de entonces, se repite de nuevo el ciclo de parábola.

En esta imagen el astrofísico británico Stephen Hawking, paralizado por la esclerosis, creador de la teoría del Big Bang experimentó la sensación de ingravidez en éste avión.

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