Pues sí, resulta que eso de los "cuernos" lo vamos a llevar implícito los humanos. Bromas aparte, el genoma vacuno coincide en un 83% con el humano, no sé si tomarme una tila para que mi respiración sea más relajada después de haber leído sobre ésto.
El genoma es todo el material genético contenido en las células de un organismo en particular. Por lo general, al hablar de genoma en los seres eucarióticos nos referimos sólo al ADN contenido en el núcleo, organizado en cromosomas. Pero no debemos olvidar que también la mitocondria contiene genes (véase genoma mitocondrial). El término fue acuñado en 1920 por Hans Winkler, profesor de Botánica en la Universidad de Hamburgo, Alemania, como un acrónimo de las palabras gene y chromosoma.[1]
En el caso de los seres humanos, el genoma nuclear tiene 6.000 millones de pares de bases, lo que incluye dos copias muy similares del genoma haploide de 3.000 millones de pb. El término diploide indica que un organismo tiene dos copias del genoma en sus células, debido a la presencia de pares de cromosomas homólogos.
El genoma no analiza la diversidad genética o el polimorfismo de los genes de una especie. Por ejemplo, en el genoma humano la secuencia en principio podría ser determinada con sólo la mitad del ADN de una célula de un individuo. Para conocer una variación particular o en enfermedades se requiere la comparación entre individuos.
Un equipo de científicos ultimó el estudio de los genes de un rumiante comparándolos con ?los de otros mamíferos.
El mapa genético permitirá mejorar la identificación de los animales más aptos para producir leche y carne.
El mapa genético de la vaca ha sido completado por un consorcio internacional de 300 investigadores de 25 países. Ya había sido divulgado en partes muy significativas, a medida que se fueron identificando los marcadores genéticos de la vaca inglesa Dominette, pues el proyecto de secuenciación del genoma bovino ha durado seis años, alcanzando los primeros resultados en el 2005. Ahora se revelan por vez primera las características genéticas de un rumiante, para mejorar la producción láctea y de carne de este ganado, comparando su evolución con la del hombre, que fue el que lo domesticó.
En definitiva, se trata de afinar más en la selección de toros y vacas, buscando en ese pequeño porcentaje de genes que diferencian unos de otros combinaciones de alelos que produzcan las mejoras poblaciones comerciales. Podrán seleccionarse las vacas que mejor resistan enfermedades (incluso desórdenes fatales como la encefalopatía espongiforme), las que coman menos y sean más precoces sexualmente, las que produzcan más leche, rica en proteínas, grasas y otras sustancias; las reses de carne más tierna, y los toros más manejables, sanos y fértiles.
En sendos artículos que publica la revista Science se da cuenta de que el genoma bovino lo componen al menos 22.000 genes y tres mil millones de pares de bases de ADN. Según uno de los padres del proyecto, el director del Instituto de Biología Genómica de la Universidad de Illinois (EE.UU.), Harris Lewin, el genoma de la vaca se parece más al de los humanos que al de los ratones. Los investigadores están especialmente interesados en los genes que intervienen en el sistema inmunitario del vacuno frente a las enfermedades (en la lactancia genera una proteína con acción antimicrobiana que protege al ternero), la producción de leche, su metabolismo y aparato digestivo. El 83% de los genes de las vacas son idénticos a los del hombre, aunque ambas especies están separadas por 60 millones de años de evolución. Tienen 149 fragmentos cromosómicos prácticamente iguales y 29 pares de cromosomas de la secuencia de la vaca son los que determinan su utilidad para los humanos. Las repeticiones y duplicaciones en el genoma son claves, también para su excepcional capacidad de convertir de forma eficiente un forraje de baja calidad en carne y leche muy energéticas.
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