31.1.09

LA MEDUSA QUE NUNCA MUERE

La Turritopsis nutricula es una hydrozoa con un ciclo de vida en el que se revierte a pólipo. Algo asi como una mariposa, que se convierte nuevamente en oruga.. Este “renacimiento” se realiza a través de un proceso celular de transdiferenciación. Teóricamente, este ciclo puede repetirse indefinidamente, presentándose como biológicamente inmortal. Al parecer, esta especie esta colonizando los océanos del planeta, gracias a una extraordinaria facilidad de movimiento.

La Turritopsis nutricula tiene un diámetro de 4-5 mm. Su figura es alta y acampanada con paredes finas y uniformes. Su gran estómago (cavidad interior), rojo vivo, tiene forma cruciforme en su corte transversal. Los especímenes jóvenes tienen ocho tentáculos en el borde pero los adultos llegan a tener hasta 80-90 tentáculos.
Ciclo recursivo de Vida

Los huevos fertilizados se desarrollan en el estómago y en cavidades de la larva (plánula). Los huevos posteriormente se plantan en el fondo del mar en colonias de pólipos. La medusa incuba después de dos días. Llega a ser madura sexualmente después de pocas semanas (su duración exacta depende de la temperatura de las aguas: a 20ºC entre 25 a 30 días y a 22ºC de 18 a 22 días).

Todas las medusas, exceptuando a esta; mueren después de propagarse; sin embargo, la Turritopsis nutricula ha desarrollado la capacidad de volver a un estado de pólipo. Esto se realiza mediante un cambio de células en su zona externa (Exumbrella). La capacidad de invertir el ciclo de vida es probablemente única en el reino animal, y permite a esta medusa evitar su muerte.
Propagación por los oceanos

La Turritopsis nutricula se encuentra en todos los océanos del mundo en aguas templadas o tropicales, desde Panamá hasta Japón, pero también se ha encontrado en el Mar Mediterráneo en las costas de Italia y España. Esta importante colonización se cree que es debida a la dispersión de las mismas por los barcos que navegan por diferentes mares y descargan los tanques de lastre en diferentes zonas.

La bióloga Maria Pia Miglietta, de la Pennsylvania State University, realizo recientemente diferentes análisis de esta medusa, en estos comparó el ADN mitocondrial de ejemplares de Turritopsis recogidos en Florida y Panamá con otros procedentes de otros lugares del mundo y que habían sido recolectados durante investigaciones anteriores.

Fue al hacer esta comparación cuando se encontró con la sorpresa de que determinadas secuencias genéticas se repetían en ejemplares obtenidos desde Panamá hasta Japón. En quince de ellos, procedentes de ambos países y de las costas españolas e italianas, las secuencias eran idénticas. La existencia de este patrón implica una extraordinaria facilidad de movimiento

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