Tras un formateo de disco y la reinstalación del sistema operativo, descubrir que muchos dispositivos no se reconocen y que faltan los discos con los drivers es una molestia notable. A menos que nos guste que el ordenador falle más que una escopeta de feria, toca identificar la pieza desconocida.
Hay básicamente tres formas de conseguirlo: obtener los identificadores del dispositivo y meterlos en un buscador, ejecutar un programa de reconocimiento de hardware o abrir el ordenador en busca de pistas. Esta última medida no es recomendable, puesto que suele invalidar la garantía del fabricante y dar pocos frutos. Lo mejor es intentarlo sin hurgar. ¿Pero cómo?
El primer paso consiste en abrir el Administrador de dispositivos, que nos dirá lo que hay y lo que falta. Hay varias formas de acceder al mismo. La más conocida es ir al Panel de control, hacer doble clic sobre Sistema y dirigirse a la pestaña Hardware. Otro camino es introducir el comando devmgmt.msc, que abrirá directamente el Administrador. Una vez allí podremos ver una lista de todos los dispositivos por categorías. Los que no se pudieron identificar aparecerán con un antipático interrogante amarillo: son nuestro objetivo.
Si preferimos investigar por nuestra cuenta, en las propiedades del dispositivo misterioso hay que acudir a la pestaña Detalles, en la que tendremos acceso a una lista desplegable repleta de parámetros. Sólo nos servirán dos, el identificador del fabricante (Vendor ID, VEN o VID) y el del dispositivo (Device ID, DEV o PID). Ambos aparecen bajo la categoría “Id. de instancia de dispositivo”, en una sola línea de texto que podemos copiar con Control+C. Por ejemplo:
PCI\VEN_8086&DEV_10BD&SUBSYS_02111028&REV_02\3&172E68DD&0&C8
El primer trozo define el tipo de conexión. Luego aparece el identificador del fabricante, que es una cadena hexadecimal de cuatro cifras - en este caso 8086
. En cuanto al dispositivo, podemos ver que es el 10BD
. Ahora bien, ¿qué hacemos con estos dos números?
Lo más rápido es una búsqueda en Google usando la cadena entera o sólo una parte. No siempre hay suerte, con lo que es preferible consultar buscadores específicos, como PCIDatabase, PCI ID, IDHW o Linux-USB y sus listados. Introduciendo uno de los dos números es probable que consigamos descubrir el fabricante y el modelo del dispositivo.
Si no queremos trastear con identificadores impronunciables, siempre podemos recurrir a un programa de detección. Algunos disponen de sus propias bases de datos, como Unknown Devices, Everest Ultimate o AIDA32. La primera es quizá la herramienta más fácil de usar. Basta con ejecutarla para que intente asignar una identidad a ese componente que nos da la murga. Si se dispone de una conexión a Internet (y no siempre es así), las referencias obligadas son DriverMax y DriverScan, que cuentan con las bases de datos más amplias. La ventaja del primero es que las descargas de los controladores son gratuitas.
Suponiendo que hayamos conseguido descubrir el nombre y modelo del dispositivo, visitar la página del fabricante y buscar una sección “Support”, “Drivers” o “Downloads” nos pondrá en el buen camino para descargar el ansiado controlador y terminar de una vez por todas con los interrogantes amarillos.
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