25.11.08

SILICONA DE PLACER





Las muñecas de silicona han desbancado a las juguetonas, pero menos reliastas, amantes de látex.

Producidas, sobre todo, en Estados Unidos y Japón, son tan reales que están maquilladas, vestidas y acicaladas como mujeres de carne y hueso.

David, uno de los operarios de la factoría Real Doll, lo sabe. Su trabajo consiste en colocar cuidadosamente los labios de la vagina a muñecas sexuales de silicona. Uno tras otro. Con meticulosidad de cirujano. Junto a él, otros compañeros se encargan de calibrar los pechos, comprobar el orificio anal y supervisar la suavidad del pelo.

La piel, similar a la humana, y los esqueletos articulados se consiguen gracias a la tecnología de los efectos especiales de Hollywood, y la silicona se convierte en material estrella por su capacidad para alongar un 300% y soportar el ardor más apasionado: hasta los excesivos 148 grados Celsius que se llegan a alcanzar.

Las primeras y rudimentarias amantes surgieron para aliviar a la tripulación de los submarinos japoneses en la Primera Guerra Mundial.

Hoy se encargan a medida, con la altura, y el tamaño que te convenga y el color de pelo que te guste. Las hay hasta con cabezas intercambiables, por si quieres creer que cada día estás con una chica diferente. Eso sí, prepara la cartera, porque pueden llegar a costar más de 4.000 euros.

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