10.11.08

LA HIPOCRESÍA

No la aguanto, ni la entiendo.


Me parece increíble que una persona sea capaz de ser tu amigo/a en ciertos momentos, que tú te desnudes ante ella, que le transfieras tus pensamientos, tus inquietudes, tus miedos, que parezca que te comprende y que te ayudará... y tan sólo está escuchando y pasando de ti.


En realidad, me parece peligrosa la persona hipócrita, puesto que todos necesitamos de un "confesor", al que trasmitir y descargarnos, un consejero, que te entienda, y comprenda tu vida, tu forma de pensar, y cuando eso ocurre, te sueltas la melena, y te expresas con ésta persona como si fueras tú mismo. Eso, repito, creo que es peligroso porque si no es la persona que tú crees que es, todo tú estás traicionado, no sólo tu cuerpo, sino también tu mente, y eso es un horror.


¿Por qué las personas hipócritas no me gustan...?, pues muy sencillo, no me entra en la cabeza esa forma de actuar. Creo que la vida debería ser distinta, más sencilla, sin ese doble pensamiento, o ese juego de palabras, o eso de "te la guardo"... deberíamos ser más livianos, no dar tanta importancia a un hecho o unas palabras, ser sinceros, y sobre todo, SER COMO LOS NIÑOS, puesto que ellos sí saben disfrutar de todo lo que hacen: nosotros, los mayores, estamos cargados de resentimientos y "mala leche", no nos importa el mundo ni las personas, somos egoístas, y quizá en el grado de egoísmo personal, en su mayor número, empiece la hipocresía.

Una persona hipócrita es capaz de desacreditarte basándose en lo que tú le has dicho a modo de descargarte por confianza en el peor momento, para congraciarse con otra que le interesa más porque le da más juego que tú. Es como una especie de conspiración, el hipócrita posee todos los datos necesarios para machacarte en cualquier momento, pero espera el momento ideal (y lo saben escoger muy bien), para destruírte, bien directamente, o por el contrario, a tus espaldas. Ésa actitud no la considero lícita.

Es posible, que en mi vida, cuando era joven (me refiero a los 15-18 años), siempre actué de confesor de mis amigos y amigas, con lo que adquirí una gran experiencia en éste tema solucionando "problemas irreparables" para mis amigos, pero que al verse desde fuera, se le da otro punto de vista con más salidas a la crisis. Pero nunca tuve yo un confesor, y quizá, la búsqueda de uno es lo que me ha llevado a pegarme de bruces contra situaciones en las que creía estar tapado por mi "falso confesor", descubriéndome en el pero momento que era un hipócrita, que tan sólo me escuchaba para poder aplastarme cuando le conviniera.


Quizá, esa sea una de las razones de mi cambio de carácter: antes era mucho más jovial, ahora, más serio, un poco reticente a las nuevas amistades, porque tengo miedo de abrirme y que me cierren de un tortazo.


Es posible que la hipocresía sea necesaria hoy en día, con los tiempos que corren, para el "montaje" en el que se ha convertido el mundo, creando una falsa secuencia de escenas de teatro para un público muy selecto, pero en el mundo que yo veo, (o al menos, el que me gustaría), la hipocresía no tiene cabida.


No creo que sea justo que ésta característica humana esté tan extendida, creándose en ciertos círculos verdaderos expertos, quizá estudiosos, quizá observadores, o cualquiera otra cosa: lo cierto es que existe, y si tú no entras en ella, con el paso del tiempo te das cuenta que estás fuera del movimiento del mundo. Por eso, entiendo frases tales como:


"CADA VEZ QUE MIRO A LOS HOMBRES, ME GUSTA MÁS MI PERRO", que viene a decir algo así como que cuanto más se comprende la forma de pensamiento de la humanidad, más se da cuenta que la inocencia y fidelidad incondicional y sin engaños de su mascota le parece mejor, porque rechaza quizá ésta cuestión que encabeza el título.


"PAREN EL MUNDO, QUE ME APEO", dicha por Groucho Marx, en la cuál nos deja entreveer que éste mundo no le gusta, que le gustaría vivir en otro totalmente distinto.


Me quedo con éstas dos frases, y borraré lo demás de mi memoria para no darle más vueltas

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