10.11.08

HISTORIA DE LA MAFIA DE ESTADOS UNIDOS




La Mafia, todos hemos escuchado alguna vez esa expresión... no nos resulta extraño, la asociamos a esos tipos con traje de chaqueta, sombrero calado de de lado, y el cigarrillo en la boca, tipos duros, matones, chantajistas, etc... pero ¿sabemos realmente algo de su organización...?... he estado mirando en varios libros, he leído alguno, y ésto es lo que saco en claro a grandes rasgos.



HISTORIA DE LA MAFIA EN ESTADOS UNIDOS

El secreto mejor guardado en los anales de la aplicación de ésta ley. Los norteamericanos cultos ignoraron la existencia de las “familias” mafiosas hasta 1950, año en que la comisión investigadora del senador Estrés Kefauver topó con algo sumamente conocido para cualquier policía o mocoso callejero: “una siniestra organización delictiva llamada Mafia”. Aún entonces la afirmación se consideró una fantasía reprobable; en 1957, durante un contrainterrogatorio, Robert Kennedy le preguntó a un gangster si había nacido en el seno de la organización o ingresado por medio del matrimonio, como si hablara de una familia real inglesa.

La información central entró en actas en 1940, tras el descubrimiento de Asesinatos S.A.; el asesinato de un delincuente menor, Albert el pelirrojo, indujo al matón Reles a proporcionar numerosas pruebas de que había una banda de pistoleros profesionales trabajando a tiempo pleno para los cabecillas de la Mafia.

Si fue una bomba, nadie la oyó. En palabras del fiscal de distrito, redactadas una década más tarde: “la confesión de Reles culminó con la increíble afirmación de que en Estados Unidos existía un submundo organizado que controlaba toda la actividad ilegal del país. Era la primera vez en la historia del mundo que al destapar una olla quedaba desnuda la existencia de un gobierno dentro de otro, un gobierno que combinaba a nivel nacional el asesinato, el tráfico clandestino y el chantaje organizado. Las instituciones legales apenas tenían noción de lo que significaba éste complejo. Y parece ser que muchos funcionarios continúan ciegos ante éste peligro interior”.

La razón era que Hoover se negaba a reconocer que lo que él sabía de sobra era cierto y despilfarraba los recursos del FBI en perseguir comunistas. En Nueva York había cuatro agentes asignados a la Mafia y 400 a los rojos, éstos últimos ocupados en recoger datos vitales como si los dirigentes del partido comunista iban a trabajar en taxi o en metro. Entretando, la Mafia continuaba con sus negocios.

El 15 de abril de 1930, el mafioso Joe Masseria fue asesinado a tiros mientras cenaba; el hecho, determinante, allanó el camino auna nueva generación de maleantes. Masseria era un de los últimos representantes de la vieja escuela, convencido de que cada banda debía trabajar por su cuenta. Después de su muerte, asumió la presidencia de la Sociedad Italiana el joven Luchy Luciano (que la noche fatal estaba cenando con Joe, pero que en el momento oportuno se había retirado al lavabo), y el 11 de septiembre de 1931 lanzó una “purga”, una “noche de los cuchillos largos” en versión spaguetti. Fueron liquidados otros 30 jefes en edad de jubiliación. En la Costa Este surgieron los “Seis Grandes”: Costello, Luciano, Adonis, Lepke-Gurrah, Siegel-Lansky y Zwuillman (además de Schultz, que no duró mucho).

En 1934, Johnny Torrio convocó en Chicago a los Seis Grandes y abrió la reunión preguntando por qué no formaban un gran equipo y trabajaban juntos; “cada vez que matan a alguien, su gente va y liquida al otro que lo mató”, recordó Torrio, señalando que esas fastidiosas reyertas entre bandas despertaban la atención de la Ley. Para acabar con las disputas indiscriminadas, él proponía crear un sindicato. Las disputas se remitirían a una comisión que luego se encargaría de regular la miríada de bandas que operaban en la industria, los puertos, el negocio de la chatarra, el transporte de mercancías, el trabajo, las huelgas, el rompimiento de huelgas, el juego, el comercio del hielo, los préstamos, el robo de coches, las máquinas tragaperras, los quisocos de hamburguesas, la prostitución, la construcción, el narcotráfico, la basura y la venta de mozzarella. En una palabra: la Mafia se abocó a sus negocios, y las decisiones de la comisión fueron aplicadas por los especialistas de Asesinatos S.A., que mataban a aquellos que estorbaban.

Hoover persistió en su escepticismo hasta que el 14 de noviembre de 1957 se llevó a cabo la cumbre de Apalachin. Un inspector del estado de Nueva York se topó con un cónclave formal de 60 jefes mafiosos en la casa de Joe Barbara. Incluso entonces las instancias oficiales tardaron en reconocer los hechos. Si la opinión pública captó el alcance real del crimen organizado fue debido a las declaraciones que hizo Joe Vatachi en 1963, durante la vista del caso McClellan en el Senado. Sólo un año antes, el 8 de septiembre de 1963, el agente del FBI Jame Flynn había impresionado a Valachi profiriendo la espantosa expresión “Cosa Nostra”. Así lo registra el archivo oficial: “”Valachi palideció. Guardó silencio casi un minuto. Luego, roncamente repitió: ¡Cosa Nostra!, de modo que ya lo saben...” No fue hasta 1970 cuando el titular de justicia Johnn Mitchel ordenó que se eliminara la palabra Mafia del léxico de su ministerio.

Los tiempos cambian. En 1984 un testigo falso favorable al narcotraficante Salvatore Catalano fingió que desconocía el término: “No sé qué es eso. ¿Se come?.”. La Sala estalló en risas.

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