Minúsculo refugio de
San Pedro de Alcántara
San Pedro de Alcántara comenzó su vida eremítica en dos lugares cacereños. Santa Cruz de Paniagua, donde el obispo de Coria tenía un palacio y donde Fray Pedro consiguió "rescripto pontifcio" para retirarse a orar; y Pedroso de Acim, donde en una pequeña vivienda construyó un monasterio, de tan reducidas dimensiones, que hoy día se conoce como el conventico. Minúsculas estancias que guardan estrecha relación con las palabras de San Pedro : "que en nuestros edificios resplandezca toda pobreza, aspereza y vileza" y que la "casa sea tosca y la madera no labrada a cepillo".
Desde la pequeña explanada de El Palancar se dividen la sierra y la llanura. La sierra de Cañaveral y las fértiles tierras del Jerte y del Alagón parecen juntarse a través de este minúsculo convento. Su aspecto inicial no lo parece, pues las diferentes reformas le dan la solera de los monasterios tradicionales. Pero San Pedro de Alcántara, "padre" del cenobio, quiso construir un lugar donde resplandeciera "toda pobreza, aspereza y vileza".
"El claustro era un cuadro tan pequeño que puestos dos religiosos en lo alto uno a uno se daban la mano; y a esta medida todo lo demás; celdas, refectorio, cocina y oficinas que tenía todas las que cualquiera convento suele tener aunque mucho menores"
Así, en 1557 Rodrigo de Chaves cede al santo la dehesa "que se dice del Berrocal a la Fuente del Palancar", en agradecimiento a los consejos dados por Fray Pedro, nacido en Alcántara.Una modesta casa sobresalía en el terreno. Y, en ella, lo primero que se construyó fue la capilla para celebrar los oficios. Tan minúscula como el resto de lo que en la zona se conoce como el conventico, la estancia sólo tenía cabida para el sacerdote y el acólito que le ayudaba. Junto a la capilla, San Pedro se construyó su propia celda de la que Santa Teresa comenta que "paréceme fueron cuarenta años los que me dijo había dormido una sola hora y media entre noche y día (...) lo que dormía era sentado y la cabeza arrimada a un maderillo que tenía hincado en la pared. Echado, aunque quisiera, no podía, porque su celda como se sabe no era más larga de 4 pies y medio".
En 1557 Rodrigo de Chaves cede al santo la dehesa "que se dice del Berrocal a la Fuente del Palancar", en agradecimiento a los consejos dados por Fray Pedro, nacido en Alcántara. Una modesta casa sobresalía en el terreno. Y, en ella, lo primero que se construyó fue la capilla para celebrar los oficios. Tan minúscula como el resto de lo que en la zona se conoce como el conventico, la estancia sólo tenía cabida para el sacerdote y el acólito que le ayudaba.
Una descripción más exhaustiva es la que realizó el padre Juan de Santa María en 1615: "está situado en un desierto bien áspero de la sierra del cañaveral y harto apartado de un lugarejo que llaman Pedroso, diócesis de Plasencia y tan pequeño que todo él, con gruesos de las paredes, medido por la parte de fuera, tenía treinta y dos pies de largo y veintiocho de ancho; dentro de este tan pequeño compás había una iglesia muy pequeña, y mucho más la capilla que se dividía con una reja de pala; cabía en ella holgadamente el sacerdote que decía la misa y el acólito que le ayudaba; si otro alguno entraba ocupaba mucho. El claustro era un cuadro tan pequeño que puestos dos religiosos en lo alto uno a uno se daban la mano; y a esta medida todo lo demás; celdas, refectorio, cocina y oficinas que tenía todas las que cualquiera convento suele tener aunque mucho menores. Finalmente era como embrión o cuerpecillo de una criatura cuando en él se comienza a formar los sentidos y parte del cuerpo que apenas se echa de ver los ojos, las narices, la boca, que tan pequeño es todo".
En el exterior, los bancales han dado paso a la huerta. También aquí se encuentra la denominada fuente milagrosa, cuyas aguas dicen han curado a muchos enfermos.
La idea de las reducidas dimensiones del convento se tienen desde el inicio de la visita. Traspasadas las puertas del cenobio actual, un pasillo conduce a una puerta tan pequeña que los propios oficiales afirmaron que "no dejase las puertas tan estrechas y baxas que no podían caver alguna persona por ellas sino era bajándose y entrando de lado". La cocina se presenta como una minúscula estancia que da cabida a una chimenea típica extremeña. Los religiosos ayunaban de forma diaria y sólo en fiestas muy importantes suprimían dicho ayuno. En el refectorio lugar donde ingerían su frugal comida, colocaban las escudillas en asientos de piedra y comían de rodillas.
En el exterior, los bancales han dado paso a la huerta. También aquí se encuentra la denominada fuente milagrosa, cuyas aguas dicen han curado a muchos enfermos. Al igual que la higuera que plantó San Pedro, hoy desaparecida, cuyos frutos, al parecer, curaban a los enfermos.
Un mundo de recogimiento y de silencio, interrumpido por el rumor de la fuente milagrosa y con vistas a las fértiles tierras del Jerte y el Alagón, que se esconden del mundanal ruido, para seguir en silencio. Así, bajo el cielo extremeño, con ilustre modestia y mayor sabiduría se ampara este singular cenobio, recogido en la estrechez de sus muros y en la amplitud de sus almas para formar un apacible lugar que conforma el convento más pequeño del mundo.
DATOS DE INTERÉS:
Datos prácticos
Llegar
El Convento del Palancar se encuentra a dos kilómetros de la localidad cacereña de Pedroso de Acim, en Cáceres. Para llegar, tomar la N-630, en el tramo que une Plasencia con Cáceres. En este tramo, entre Grimaldo y Cañaveral, un desvío por la Ex-371 conduce a Pedroso y a El Palancar.
Llantar y Pernoctar
Coria y Plasencia son las ciudades más cercanas con todo tipo de servicios.
Horarios de visitas al monasterio
Miércoles cerrado.
Otoño/Invierno.- De 10 a 13 horas. Tardes.- 16 h., 16,45 h., 17,30 h., 18,15 h.
Primavera/Verano.- De 10 a 13 horas. Tardes.- 16,30 h., 17,15 h., 18 h., 18,45 h.
Vísperas de fiesta y festivos.-
Otoño/Invierno.- De 10 a 13 horas. Tardes.- 16 h., 16,45 h., 18,15 h.
Primavera/Verano.- De 10 a 13 horas. Tardes.- 16,30 h., 18 h., 18,45 h.
Teléfono del Monasterio.- (+34) 927 19 20 23
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